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¿Eres ambicioso de mente o de corazón (como el manzano)? (diálogo entre Merlín y el Caballero)
18 marzo 2012
Extraído de un diálogo entre el mago Merlín, y el Caballero de la Armadura Oxidada, frente a un frondoso manzano dentro del Castillo del Conocimiento (libro Robert Fisher):
—Me estáis confundiendo —musitó el caballero—. Sé que las personas necesitan tener ambición. Desean ser listas y tener bonitos castillos y poder cambiar el caballo del año pasado por uno nuevo. Quieren progresar.
—Ahora estáis hablando del deseo del hombre de enriquecerse —dijo Merlín—; pero si una persona es generosa, amorosa, compasiva, inteligente y altruista, ¿cómo podría ser más rica?
—Esas riquezas no sirven para comprar castillos y caballos —dijo el caballero.
—Es verdad —Merlín esbozó una sonrisa—, hay más de un tipo de riquezas, así como hay más de un tipo de ambición.
—A mí me parece que la ambición es la ambición. O deseas progresar o no lo deseas.
—Es más complicado que todo eso —respondió el mago—. La ambición que proviene de la mente te puede servir para conseguir bonitos castillos y buenos caballos. Sin embargo, solo la ambición que proviene del corazón puede darte, además, la felicidad.
—¿Qué es la ambición del corazón? —le cuestionó el caballero.
—La ambición del corazón es pura. No compite con nadie y no hace daño a nadie. De hecho, le sirve a uno de tal manera que sirve a otros al mismo tiempo.
—¿Cómo? —preguntó el caballero, esforzándose por comprender.
—Es aquí donde podemos aprender del manzano. Se ha convertido en un árbol hermoso y maduro, que da generosamente sus frutos a todos. Cuantas más manzanas coge la gente —dijo Merlín— más crece el árbol y más hermoso deviene. Este árbol hace exactamente lo que un manzano debe hacer: desarrollar su potencial para beneficio de todos. Lo mismo sucede con las personas que tienen ambiciones de corazón.
—Pero —objetó el caballero— si me pasara el día regalando manzanas, no podría tener un elegante castillo y no podría cambiar el caballo del año pasado por uno nuevo.
—Vos, como la mayoría de la gente, queréis poseer muchas cosas bonitas, pero es necesario separar la necesidad de la codicia.
—Decidle eso a una esposa que quiere un castillo en un mejor barrio —replicó mordaz el caballero.
Una expresión divertida se dibujó en el rostro de Merlín.
—Podríais vender algunas de vuestras manzanas para pagar el castillo y el caballo. Después podrías dar las manzanas que no necesitarais para que los demás se alimentasen.
—Este mundo es más fácil para los árboles que para las personas —dijo el caballero filosóficamente.
—Es una cuestión de percepción —dijo Merlín—. Recibís la misma energía vital que el árbol. Utilizáis la misma agua, el mismo aire y la misma nutrición de la tierra. Os aseguro que si aprendéis del árbol podréis dar frutos y no tardaréis en tener todos los caballos y castillos que deseáis.
Creo que la «ambición del corazón» es otro de los ingredientes para conseguir la felicidad.
Espero que esta reflexión pueda aportarte algo positivo.
¡Abrazos y abrazas!
Angel.
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[Ediciones posteriores: Signos de puntuación corregidos el 26-04-2019]