Etiqueta: cosas innecesarias

Sobre una puerta de armario, Jeff Bezos (Amazon) e invertir en lo realmente necesario

Durante 3 años he estado trabajando en mi casofina de Cehegín, sobre una puerta de armario de corredera.

Puerta de armario como mesa, libro de logos, MacBookPro y monitr

Sí, sobre una puerta vieja de armario de corredera.
El día que terminé de limpiar el apartamento y dije “ya está aquí mi casofina (casa/oficina-SOHO)”, lo primero que necesité fue un sitio sobre el que poder poner el ordenador para trabajar. Esa fue la primera necesidad. Como andaba muy liado durante aquellos días con todos los trajines de una casa nueva (la segunda), pensé que en casa de mis padres podría encontrar una solución rápida. Así fue, rebuscando en el bajo, encontré unos caballetes de madera y un par de puertas de un armario de corredera (habían reformado un armario en casa, y las habían guardado por si algún día podían hacer falta), que podrían hacer la función de mesa y satisfacer bastante bien la necesidad básica.

Hace dos semanas fui a IKEA y compré un tablero nuevo con cuatro patas; llegó el momento de cambiar, después de tres años usando la amada puerta de armario como mesa. Mis padres se llevaron una sorpresa cuando les dije que había comprado “una mesa” para mi casa; cada vez que recibía su visita, era segura la frasecita de  “a ver cuando te vas a comprar una mesa, que lo de la puerta del armario es indecente”, que venía en el mismo pack que las de “a ver cuándo pones lámparas, que las bombillas colgando de los cables están muy feas”, o la de “no te da vergüenza tener una caja de cartón como armario recibidor”… cosas de los padres, que quieren lo mejor para sus hijos 🙂 ).

En realidad, he tenido que jubilar mi amada puerta vieja porque ahora paso temporadas más largas en mi casofina de Cehegín (antes trabajaba menos ahí); los caballetes que sostenían la puerta eran demasiado altos (75cm), cuando lo normal/ergonómico para una mesa de trabajo es 70cm; esos 5 centímetros, hacen que la silla tenga que estar más alta de lo normal, y la espalda estaba comenzando a resentirse.

Como suelo hacer últimamente en mis posts, me gustaría que esta “anécdota” diaria, diese pie al análisis de su transfondo, qué principios o sustancia se encuentra en la base de los comportamientos más rutinarios.

invertir en lo realmente necesario

Esta vez, quiero compartir con vosotros la idea de “invertir en lo realmente necesario“, tanto desde el punto de vista empresarial, como personal.

No sé si conocéis a Jeff Bezos. A Bezos se le calcula un patrimonio de 19.100 millones de dólares; en 1996 tuvo la brillante idea (a partir de un exhaustivo análisis de oportunidades de mercado y necesidades del consumidor) de fundar amazon. Ahora es su CEO.

De Jeff, se dice que tiene fama de tacaño (no tengo ahora mismo la fuente para poner la referencia, pero lo he leido un par de veces).
Hace ya bastantes años (creo que aún andaba en BUP), leí el libro “El millonario instantáneo”, de Mark Fisher; desde entonces, SÉ apreciar la diferencia entre las personas “tacañas” y las personas que “les gusta optimizar su gasto” o solo gastar en aquello que realmente les aporta valor o van a conseguir rentabilizar (tanto desde el punto de vista profesional, como empresarial). El común de los mortales suele confundir tanto a las primeras como a las segundas, y suele agrupar a ambas bajo el adjetivo de “tacaños”, “roñosos” o “agarrados”.

Hace unos meses, mientras estudiaba el caso de Amazon vs Barnels & Noble, (¿por qué la mayoría de empresarios en España no estudian la historia de otros empresarios para aprender de ellos?), me hizo gracia el párrafo que copio aquí literalmente:

Las operaciones físicas de Amazon en Seattle eran decididamente espartanas: las oficinas generales corporativas estaban localizadas en el centro de un distrito de rentas bajas, el espacio de oficina estaba apiñado y los escritorios, incluyendo el de Bezos, eran puertas sin acabar, con patas atornilladas.
A Bezos le gustaba decir que Amazon escatimaba en todo, excepto en las personas y las computadoras. A comienzos de 1997, Amazon empleaba cerca de 250 personas…

Al leerlo pensé en la puerta de armario de mi casofina de Cehegín, igual que la de Jeff Bezos en sus comienzos 🙂

desde el punto de vista empresarial

En el día a día, encuentro gestores que no saben distinguir entre lo estrictamente necesario para hacer crecer el negocio y lo accesorio, a la hora de realizar las inversiones en sus empresas.

¿Quién no conoce los casos de empresas que en fase de startups, invierten en un gran mobiliario, despacho de 3.000€ para el jefecillo, una gran oficina, coches de empresa, tarjeta de débito de empresa, pintar muy bien la oficina…?. ¿O esas otras, que invierten un gran capital en comprar una máquina, sin haber analizado realmente su necesidad o su tasa de retorno de la inversión?, ¿o esas que realizan sus compras por inspiración o el humor con el que un día se levanten sus socios?.

Un buen gestor, debe velar porque hasta el último céntimo bajo su responsabilidad, sea invertido con una alta tasa de rentabilidad, además de invertirlo en el momento adecuado. Me encuentro casos de gastos absurdos, realizados en momentos inapropiados, que no tienen tasa de reporte de beneficio al negocio.

Una buena estrategia, es la de no escatimar JAMÁS en las inversiones en capital que vayan a parar al núcleo de tu negocio (como decía Jeff Bezos); de hecho, la mayoría de la inversión en capital, debería destinarse a tener la mejor capacidad de produción que permita el estado del arte, mediante la innovación constante (el mejor servidor, la mejor línea de envasado, el mejor sensor de fugas, …),  y además, controlando con la “soga corta” los gastos que no estén relacionados con el corazón del negocio. Piensa en el ROI antes de autorizar el gasto de un céntimo.

desde el punto de vista personal

Hace unos años me propuse limitar mis bienes físicos móbiles a lo que cabe una estantería; ya, casi lo he conseguido.

Te propongo un ejercicio de reflexión:

1. ¿Cuántas de las cosas que tienes en casa utilizas todos los días?.
2. ¿Cuántas de las cosas que tienes en casa, utilizas al menos una vez al mes?
3. ¿Cuántas de las cosas que tienes en casa, hace un año que no utilizas?
4. ¿Cuántas de las cosas que tienes en casa, no has usado nunca?
5. ¿De todo lo que tienes en casa, qué necesitarías realmente para sobrevivir y satisfacer tus necesidades básicas físicas y mentales?

Personalmente, me gusta comprar cosas que resuelven una necesidad básica y que pueden aportarme gran utilidad (desde el punto de vista de la teoría económica).

Un ejemplo: por la noche, tengo la necesidad de ver cuando leo o trabajo. Hay un invento que se llama bombillas, que cuelgan del techo, o la tienes al lado. La bombilla ilumina, y satisface mi necesidad de ver de noche. ¿Cuál es la necesidad de la lámpara?.

Muebles: Necesito almacenar en los muebles: ropa, libros, apuntes, algunos cables, fotos, los manuales de los aparatos y pocas cosas más. ¿Qué necesidad hay de llenar las casas de muebles, que luego tienes que llenar de cosas?. Si tengo pocas cosas qué guardar, pues no tengo muebles.

Realmente, pienso que todo el mundo debería hacer una reflexión antes de comprar, y ver si realmente lo que va a comprar lo necesita, y cuál es la utilidad que le va a dar. Esto lo deberíamos hacer ya no solo por nuestra economía personal, sino por la sostenibilidad del mundo.

Hay gente, que sí sabe lo que es vivir únicamente con lo estrictamente necesario, os lo puedo asegurar…

Moham & aabrilru en Sáharacocina de mi familia saharaui

Si quieres puedes esguirme en twitter: @aabrilru

Hits: 3235