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El día en que Eduard Punset me dió una palmadita en el hombro y me dijo “hola”
30 septiembre 2011
Me muero por compartir esto…
Esta tarde he tenido el placer de asistir al Global Alumni Forum de la IE Business School, donde nos hemos reunido más de 1000 “directivos” de 55 países. Mis seguidores de twitter, lo han podido sufrir durante la tarde 🙂
He quedado francamente admirado por las palabras del presidente de Televisa, Emilo Azcárraga, que con tan solo 29 años, condujo a Televisa a ser uno de los principales grupos de comunicación a nivel mundial. Por su sencillez y claridad en sus palabras, y por su profundidad y forma de pensamiento, transmitía ser una persona con una gran base en la ética del carácter (principios), frente a la ética de la personalidad (superficial), que bajo mi punto de vista, es la que más se predica en el IE y otras escuelas de negocios: la superficilidad de la personalidad, frente a la gestión por principios éticos, algo de lo que estoy totalmente en contra.
El plato estrella, sin lugar a duda para mí, era la conferencia de Eduard Punset; tengo admiración por él. La conferencia, en Inglés, ha girado entorno a “la felicidad”.
Desde que envié mi solicitud de acreditación al evento, tenía la esperanza de poder decirle en un momentillo: “Hola Eduard, te admiro y te doy las gracias por cómo has conseguido democratizar “la ciencia” para que llegue a todos los estamentos sociales en España. Gracias Eduard”. Era evidente, que este pensamiento estaba más cerca de la utopía que de la realidad, porque con mil personas en el auditorio que querrían saludarle, no iba a ir yo a “molestarle”…En fin, que no me molaba dirigirme hasta él e interrumpirle con esa cursilada, que seguro estará hasta el moño de escuchar…
Habrá sido el destino, habrá sido el azar, la telepatía, o las neuronas espejo :), pero, tras terminar la conferencia, aplausos y fotos de rigor, al bajar Punset del escenario por la parte derecha (desde el punto de vista del espectador), yo, como otras decenas de personas, sentado en mi butaca (tercera fila), nos hemos quedado mirándole con ojos de admiración, mientras él salía, abandonando el escenario… y es entonces cuando ha sucedido: al pasar a mi altura, se ha parado un segundo a mi lado, me ha dado un golpecito en el hombro y me ha dicho mirándome a los ojos: “hola”, a lo que yo le he respondido: “hola”. ¡Dios!, ¿habrá sido mi mirada que le decía a su mirada, “Eduard, me gustaría saludarte”?, ¿habrá sido telepatía?, ¿las neuronas espejo?. ¡Me ha dado una palmadita en el hombro y me ha dicho hola!… un auténtico flechazo :).
Probablemente luego, habrá saludado a decenas más por detrás, seguro, no lo sé porque no he mirado para atrás, pero me ha hecho sentir especial y francamente bien.
En fin, es “lindo” (como hubiese dicho el cuate Azcárraga ;), ver cómo tan insignificante detalle, ha sido una gran alegría, y me ha dado la felicidad… Intentaré disfrutarla. Gracias Eduard.
Aquí una foto durante la conferencia: