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Presentación de «El cerebro, el teatro del mundo», de Rafael Yuste

Ayer tuve la fortuna de poder asistir en Fundación Telefónica a la presentación del primer libro de divulgación de Rafael Yuste (padre del proyecto BRAIN auspiciado por Obama, entre otros muchos méritos): «El cerebro, el teatro del mundo».

Escuchar a Rafael es todo un deleite. Pongo aquí alguna de las ideas que transmitió. Me alegró muchísimo escucharlas de su boca porque coinciden con las que yo mismo trato de transmitir en el ensayo en el que llevo trabajando unos meses. Las pongo aquí:

  1. Cada uno de nosotros crea su propia realidad:
    Quizá este pueda ser uno de los mensajes más rompedores para los neófitos en el tema. Es el cerebro el que crea la realidad que cada uno vivimos. Son las conexiones entre millones de neuronas las que crean nuestra mente y las que hacen que sintamos o percibamos una u otra cosa. Tu realidad no es la misma que la mía porque tenemos una genética diferente y unas vivencias distintas que moldearon y moldean nuestro cerebro, y es el cerebro de cada cuál el que interpreta el entorno en el que cada uno se desenvuelve. Pero aunque tenemos distintas realidades, estas son bastantes parecidas entre sí ya que podemos hablar sobre ella coincidiendo en general los unos con los otros.
  2. El cerebro tiene un mapa del mundo y es una máquina de predecir el futuro:
    En nuestro cerebro construimos un mapa del mundo. Tenemos esquemas sobre cómo las cosas funcionas y cuando algo no funciona según estos esquemas nos salta una alarma que nos pone en atención. Estamos permanentemente tratando de adivinar lo que va a ocurrir. Esto, sin duda, es una ventaja adaptativa labrada a través de años de evolución: aquellos que son más capaces de predecir lo que va a ocurrir tienen más posibilidades de sobrevivir.
  3. La ciencia como una escalera con peldaños de conocimiento:
    Me alegró muchísimo que citase una idea similar a la que expongo en el ensayo, y es la idea de la explicación por capas sobre el funcionamiento de las cosas. Él habló que era Kant el que proponía que los niveles explicativos de la ciencia son como peldaños en una escalera, que unos se asientan sobre otros; podemos tener una explicación molecular sobre un determinado fenómeno, y sobre esta ir poniendo por encima otras, como quizá una más mecánica o comportamental. En mi caso yo hablo de los modelos por capas al estilo OSI, tratando de transmitir la misma idea.
  4. Psicología y neurología:
    Una persona del público preguntó a Rafael sobre el papel de las teorías de la Psicología en relación con la Neurología. Rafael comentó que Psicología y Neurología son peldaños diferentes pero de la misma escalera; la explicación psicológica está en el peldaño de arriba. Comentó que ambas disciplinas hoy en día están muy solapadas y que en los departamentos de Psicología hay neurobiólogos así como en los de neurobiología hay psicólogos. Buscamos explicaciones a lo mismo pero desde diferentes escalones.
  5. El funcionamiento del cerebro es en red (redes neuronales):
    Descifrar el funcionamiento del cerebro no es tarea sencilla. El cerebro no es modular 100%, como podría serlo un ordenador; aunque tenemos áreas especializadas en diferentes trabajos, las neuronas funcionan al unisono, en red, algo que hace muy complicado su estudio. Esta es la hipótesis sobre la que trabaja Yuste y su equipo trabajan desde hace años; Yuste hizo mucho énfasis en dejar claro que lo que propone es una hipótesis que la ciencia está tratando de contrastar desde hace años y que no hay que tomarlo como verdad —aquí se ven los fundamentos del buen científico y de la buena ciencia 🙂 .

Además de estas, otra idea interesante para mí fue la de conciencia como sincronización de las redes neuronales. Cuando alguien es consciente de algo se produce una sincronización del cerebro (neuronas trabajando en lo mismo, a la misma vez). Rafael comentó un experimento que habían hecho unos australianos con unas personas anestesiadas. A estas personas anestesiadas les iban mostrando unas imágenes mientras escaneaban su cerebro. Las imágenes al principio eran confusas pero imagen tras imagen se mostraban de forma más clara. Llegado un punto, el cerebro del participante mostraba un patrón de sincronización total, como si todas las neuronas trabajasen al mismo ritmo. La hipótesis es que es justo en este momento cuando alguien es consciente de algo. Me pareció curiosa esta propuesta ya que hasta ahora, aunque había leído sobre el sincronismo entre neuronas (el sincronismo entre neuronas habitualmente indica que están en la misma red y trabajando en lo mismo), no la había enlazado con la idea de conciencia.

El cerebro es apasionante. Nunca dejaré de recordar el regalo que hace unos 10 años me hizo mi gran amiga Vero (neuróloga, entre otras muchas cosas), mientras tomábamos un Llaollao en la Gran Vía de Madrid, cuando me dijo: «Angel, no somos más que millones de reacciones químicas dentro de nuestro cerebro». Ser consciente de aquello, días después, tras largos minutos de reflexión tratando de digerir la idea, fue un auténtico insight para mí.

En fin, si quieres introducirte en el apasionante mundo neuro, creo que este libro es una buena opción.

¡Abrazos y abrazas!
Angel.

Imagen en una pantalla de la portada de «El cerebro, el teatro del mundo»

Imagen en una pantalla de la portada de «El cerebro, el teatro del mundo»

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