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El tiempo es nuestro principal capital, ¿te gusta ir perdiendo las monedas de los bolsillos cuando caminas?

Está demostrado que el éxito en la vida (consideremos éxito, estar en el momento y lugar donde cada cual se encuentre feliz), no sigue una correlación con la inteligencia tradicionalmente definida por el coeficiente intelectual (CI). Hay gente con un alto grado de CI, que no ha alcanzado éxito en la vida. Diversos estudios hechos en varias universidades de Estados Unidos demuestran estadísticamente esta afirmación (a quién le interese, le puedo pasar las fuentes). En otras palabras: “ser listo”, no es la variable principal para tener éxito (alcanzar felicidad) en la vida (demostrado estadísticamente). Hay otra “inteligencia” más importante que la tradicional cuantificada en el CI, conocida como inteligencia emocional, que sí puede tener una relación con el éxito (alcanzar la felicidad), pero de ésta, hablaremos otro día.

Reloj de Sol - Creative Commons - Vía flickr cpjobling

Hoy quiero hablar del “tiempo“. No del weather, sino del time 🙂 . Tras años y años de observación, de comparar, hacer hipótesis, observar, teorizar (no olvidemos, que el principal trabajo del cerebro, es crear hipótesis a partir de las variables que le envían los sentidos) aprender de las personas de mi entorno, creo que el principal capital que tenemos las personas, es el tiempo.

Uso el término capital en su acepción económica, como un bien o conocimiento capaz de generar una rentabilidad (un provecho), si se le aplica el trabajo adecuado.

Todos conocemos a muchísima gente, que nació en un entorno familiar más o menos culto, con más o menos disponibilidad económica, y que en entornos similares, han seguido caminos distintos desde el punto de vista del “éxito en la vida”. El entorno (el ecosistema), condiciona el futuro de las personas, pero no es la variable principal, así como tampoco lo es nuestra carga genética (que siempre se puede moldear, gracias a que contamos con un cerebro dúctil que cambia con el tiempo, la voluntad y los hábitos).

Lo que nos iguala en la vida, es “el tiempo”. Cuando nacemos, todos nos sometemos a su paso, y para todos corre igual. Ricos, pobres, cultos, incultos, gente del Sur, gente del Norte, rubios, morenos, católicos o protestantes, todos nacemos con el mismo capital bajo el brazo que poder invertir a lo largo de nuestra vida: el tiempo.
Este concepto me encanta, porque me hace creer que nos iguala a todos ante la vida, sin distinción de clase social; es similar al concepto de la muerte (que también me gusta mucho): todos morimos al final, pobres y ricos, listos o tontos.

Hay mucha gente que es consciente de la importancia del tiempo, e invierte (el capital, a través de la inversión, reporta unos beneficios) su tiempo con un fin en mente; otra gente, sencillamente, no es consciente, y pierde el tiempo.
Incluso hay gente, seguro que la mayoría de ellos sin maldad, que además de perder su tiempo, hace perder el tiempo a los demás (en el sentido literal): cuando llegas tarde a una cita, cuando por una mala administración, haces que los que van después de tí en la cadena necesiten “más tiempo” para desarrollar su tarea, cuando interfieres de forma poco óptima en la administración del tiempo de los demás…

Probablemente, si tuvieses los bolsillos rotos, o un agujero en la cartera por donde se te fuesen cayendo los euros conforme vas caminando, te alarmarías y no tardarías en arreglar el agujero; seguramente, pararías raudo para recuperar las monedas que vas perdiendo por el camino.
Fíjate que el tiempo no es tan amigable. Si se te caen las monedas, puedes parar y recogerlas, pero el minuto que pasa sin haberlo invertido, no lo puedes volver a recuperar.

Ten en cuenta que no hablo de “trabajar” , de “producir”, sino de invertir el tiempo con un fin en mente, que puede ser claramente, alcanzar la felicidad según el concepto de felicidad de cada cual (estar de cañas con los amigos, hacer deporte, ver un documental, conversar con tus padres…).

Como capital que es, un buen admistrador tiene en cuenta en cada momento dónde puede aprovecharlo mejor (costes de oportunidad), ya que normalmente, elegir hacer una cosa, significa descartar hacer otras; se trata de buscar constantemente la maximización (obtener el valor máximo del tiempo en función de cada momento/circustancia), y no parar de hacerse la pregunta: ¿de todas las opciones que tengo en este momento para poder invertir mi tiempo, teniendo en cuenta mi actual momento/circunstancia, cuál de ellas me aporta más valor teniendo en cuenta mi fin en mente?.

Para todo esto, claro, lo primero es tener un fin en mente, un objetivo en la vida. Para el que no tiene un punto fijado en el horizonte, cualquier viento es bueno…

No pares de preguntarte dónde invertir cada minuto para maximizar el valor de tu tiempo, el éxito en la vida (alcanzar la felicidad) no es de “los que tienen suerte” (concepto de perdedores/negativos), sino de los que maximizan su tiempo.

PDTA: recuerdo la parábola de los talentos, de Jesús (Mateo 25, 14-30)

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