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Gastarse 30.000€ en un master, quitar la enseñanza universitaria subvencionada y Esperanza Aguirre
30 octubre 2011
En Julio del año pasado, me gradué en el Master de Dirección Comercial y Marketing del IE.
Estudiar un master mientras trabajas
Sí, me dejé unos 30.000€ (matrícula, viaje a Sanghai, viajar Cehegín-Madrid todos los fines de semana durante 10 meses, otros gastos). Cada año lo suben un poquito más.
Viene al caso porque mi gran amigo @psemitiel, me comentó hace unas semanas que estaba pensando hacer un MBA o un master en marketing, pidiéndome opinión al respecto, sobre varias posibilidades que había visto. Finalmente, se matriculó y el viernes comenzó las clases.
Estudiar un master mientras trabajas es muy duro. Los 10 meses que estuve en el IE estudiando probablemente fueron los 10 meses peores de mi vida. Estuve al borde de enemistarme con mucha gente, debido a la gran cantidad de estrés que acumulábamos y a mi mal humor constante. Además, la época del master coincidió con mi dirección del megaproyecto Cehegín ciudad digital, ya de por sí estresante por la responsabilidad de gestionar 1,3 millones de euros y tener que ejecutar en tiempo las decenas de proyectos comprometidos. Fue complicado.
En las últimas semanas de clase, en una de las reuniones de grupo donde analizábamos los casos que teníamos que presentar, de la tensión, una compañera sufrió un ataque de estrés y se puso a llorar desconsolada. Fue muy duro.
No conozco el resto de escuelas de negocios, pero pasar por un Executive en el IE, es como pasar por la legión, una vez que lo has vivido, ya nada te da miedo.
No voy a entrar en esta ocasión a comentar el nivel del master; pudo ser mayor en algunos casos, aunque en la mayoría fue excelente (dejémoslo en un 20/80 🙂 ). Con algunas lecciones de algunos profesores, al finalizar la clase, me iba a casa diciendo “tan solo con la clase de hoy, he amortizado los 30.000 €”, aunque en otras ocasiones, me mordía las uñas por el bajo nivel.
El valor del conocimiento
En los tres últimos años que estuve en Orange, estuve cursando estudios de Empresariales en la Complutense; estudié la mayoría de asignaturas de primero y segundo y algunas de tercero (sobre todo las de estrategia empresarial, contabilidad, marketing, macroeconomía y microeconomía en profundidad…); más tarde, como el horario ya no me permitía cursar más asignaturas, comencé en Administración y Dirección de Empresas de la UNED, pero solo estudié cinco asignaturas. En Empresariales, iba en horario de tarde, y claro, no podía asistir a todas las clases, ya que salía de La Finca en Pozuelo a las 18:00h y no llegaba a Islas Filipinas hasta las 19h, así que solo podía asistir a las dos últimas clases, cada día.
Como mi conocimiento en economía, contabilidad, finanzas, estrategia era bueno, decidí cursar el master de Dirección Comercial y Marketing, en lugar del MBA completo (que por cierto, eran 50.000€…); tenía miedo de invertir 50.000€, y que la mayoría del tiempo estuviese viendo cosas que ya sabía. Por eso decidí especializarme en marketing (que además, me apasiona).
Tomar una decisión así no fue fácil. Había masters mucho más baratos, bien es cierto, pero yo quería hacerlo en el IE. Aparecía como la segunda escuela de negocios (por su MBA) mejor del mundo en varios rankings internacionales, y eso me gustaba. Conocía a “amigos que tenían amigos” que habían estudiado en el IE, y los posicionaban en su mente como grandes profesionales. Por otra parte, seguían el método del caso, y la mayoría de los que estudiamos, muchos de ellos en Inglés, eran comprados a Harvard o a Berkeley University y eso, era importante para mí.
La incertidumbre por desembolsar 30.000€ en algo “intangible” donde no sabías a priori si te iba a merecer la pena era grande. Cuando comentaba a mis contactos el caso, muchos me miraban como quien mira a un demente: “¿te vas a dejar 5 millones de pesetas en estudiar 10 meses los fines de semana?, ¿tú estás loco?”…
El conocimiento tiene un valor. El conocimiento, no nos lo venden en una cajita con un lazo; no viene con un CD de instalación, o no lo puedes “lucir” en saraos sociales, como las chicas que “lucen unos Manolos” o un bolso de Louis Vuitton. Tal vez esta sea una de las variables por las que en general, no se le da valor, porque es un intangible.
Además, en el modelo económico tradicional en España, tampoco ha servido de mucho que la gente tenga más o menos conocimiento: un modelo sostenido en industrias intensivas en mano de obra o capital y no en conocimiento. De hecho, es un tópico escuchar lo de “el conocimiento se fuga de España” o lo de “la fuga de cerebros”… aquí nos apañamos con la fuerza bruta. Tal vez esta sea otra variable, que deprecia su valor.
Financié el master con ahorros propios (tuve que liquidar un par de pequeños fondos de inversión para dedicar a esto). Al mes de comenzar, el ICO sacó unos préstamos de 11.400€ a interés cero para alumnos que estudiaban masters de al menos 60 créditos ECT y lo pedí, sobre todo por no dejar pasar una oportunidad de contar con un dinero a coste cero 😉 .
Así pues, pagué “gran cantidad de dinero” a cambio de recibir “gran cantidad de conocimiento”.
Enseñanza universitaria no subvencionada
Trabajar para estudiar: el valor del esfuerzo
La tercera variable que podría influir en la depreciación del valor del conocimiento en España: desde pequeños, estamos aconstumbrados a que los organismos públicos “regalen” habitualmente la formación. Son muchos los cursos que se dan de forma gratuita o subvencionada. Algunos de estos cursos, al venir de la iniciativa pública (carestías de control de resultados, ausencia de indicadores de eficacia, “como el dinero es de todos”,…), son de mediocre calidad. La gente se apunta al primero, ve que es muy malo, y ya deja de asistir a otros.
Al final, una formación de mala calidad influye en la percepción que el estudiante tiene de la misma, depreciando su valor: “vaya castaña de curso, estoy perdiendo el tiempo…”
Este mes de Septiembre, Esperanza Aguirre salió a la palestra con una de sus habituales declaraciones sinceras: “La educación no tendría porqué ser gratuita en todos los niveles” o algo así. Aquí podemos ver la versión de sus declaraciones según la cadena SER.
Mis padres pagaron todos mis estudios hasta mi primera carrera (IngTecTeleco en la UPV), fuí un afortunado. Incluso siendo así, tuve por constumbre durante los años de BUP, COU y universidad, trabajar en los meses de verano en una fábrica de conservas, para sacarme unas pesetas complementarias.
Tenía un amigo que tenía que dedicar todo el verano a trabajar “en la obra” porque sus padres no podían pagarle los estudios. Él quería estudiar, y hacía lo que fuese necesario para ello (tenía grandes valores, y un fin en mente).
Durante este último año he conocido a bastantes jóvenes que entran al mercado laboral y muy pocos de ellos han trabajado durante su fase de estudios universitarios.
Una constumbre personal cuando recibo un curriculum, es ir directamente a la parte del final, donde solemos indicar estas cosas, para ver si el chaval/vala ha trabajado en algún sitio o ha hecho algo adicional mientras estaba estudiando. Algunos se han limitado a estudiar, y ya está; hay otros que sí han trabajado durante el tiempo que estaban estudiando.
Casualmente, existe una correlación positiva entre los que han trabajado y hecho actividades complementarias durante su fase en la universidad, con la calidad del trabajo como profesionales que demuestran luego. Suelen ser personas con espíritu de superación, “que tienen un fin en mente”, que aprecian los frutos del esfuerzo y conocen que las cosas “no son fáciles”.
Voy a partir de dos premisas:
- P1) en el mercado universitario, hay universitarios que “curran” y se esfuerzan “un plus” mientras estudian, y hay otros que no lo hacen.
- P2) la enseñanza universitaria, no es obligatoria.
Partiendo de estas premisas básicas, llego a la siguiente conclusión: sería una buena opción, por su interés general, que solo fuese “subvencionada” la educación considerada como obligatoria.
La enseñanza universitaria, por ejemplo, tal vez funcionaría mejor si estuviese orientada a costes sin suponer una carga para las arcas públicas. No entro en si la enseñanza debería ser “pública” o “privada”, sino en que, siendo “pública” o “privada”, las tasas (o precios), no deberían ser “precios públicos”, sino precios de mercado, orientados a costes. Probablemente, esto también impactaría en el aumento de la calidad de la enseñanza de las propias Universidades, al tener un mercado “más en libre competencia” que el actual. Es posible que este modelo, hiciese aumentar el valor percibido de la educación por parte de los estudiantes.
Quién ha estudiado economía básica, conoce las inconvenientes que para el mercado implica la “subvención” de los bienes o servicios. La subvención pública es una perturbación indeseable de las reglas del mercado.
La casi “gratuidad” de la educación, devalúa el esfuerzo que los organismos hacen por formar a los universitarios. Es decir, los universitarios no son conscientes del coste total que supone la educación que están recibiendo, por lo que no son capaces de percibir su valor real.
Por otra parte, al ser un servicio subvencionado, hace que sea demandado por algunos jóvenes que carecen de la motivación suficiente para sacarle un buen provecho: holgazanes, vividores, jóvenes con valores inadecuados… de estos, hay bastantes en las universidades (gracias a Dios, hay más que sí lo aprovechan).
Como contribuyente al erario público, me gustaría que el dinero que pongo a disposición “del bien común social” fuese bien administrado y maximizado su valor: ¿por qué hemos de pagar los contribuyentes ni un euro de la educación de personas que no la valoran?. Tal vez, algunos de estos jóvenes, podrían incorporarse al mercado laboral en fases previas a la universitaria, donde probablemente podrían desarrollar muchos de sus talentos, sin necesidad de suponer un gasto social.
Y aquí concluyo otra vez con lo mismo, si la educación universitaria fuese “libre” (sin suponer un cargo para las arcas públicas): el precio para los estudiantes estaría orientado a lo que realmente cuesta. Probablemente, aumentaría la competencia entre las propias universidades. La competencia sería un revulsivo que aumentaría la calidad de la enseñanza: competirían entre ellas para llevarse a la mayor cantidad de clientes/alumnos.
Por su parte, los estudiantes, valorarían lo que realmente cuesta la enseñanza que están recibiendo, y por tanto, aumentaría “el valor percibido por el conocimiento recibido”. De esta forma, optarían por cursar estudios universitarios aquellos que realmente lo valorasen. En caso de que entrasen “holgazanes”, realmente a mí, no me importaría, ya que lo pagarían de su bolsillo (ahora, cuando tocan mi bolsillo, duele: la pela es la pela, oye tú).
¿Y esos jóvenes que careciesen de recursos para poderse pagar una formación “orientada a costes?, ¿no sería injusto que no pudiesen acceder a la educación de ser mucho más cara?: para esos jóvenes, no hay problema, tendrían dos alternativas:
1) buscarse un trabajo: las películas americanas (y su historia) están llenas de casos de jóvenes brillantes que tenían que trabajar de camareros (o en cualquier otro sitio) para poderse pagar la carrera. Son casos conocidos y es algo totalmente real y al alcance de la mayoría.
2) ¿y si tengo tan mala suerte que no encuentro trabajo?: préstamos a interés cero. Te doy un préstamo para que te pagues tu carrera, y en cinco años, comienzas a devolvérmelo en cómodos plazos.
3) el libre mercado cubriría todos los segmentos de precio: probablemente podríamos estudiar la misma carrera en distintas universidades con rangos entre 30.000 y 60.000 €, obteniendo la misma titulación oficial al final.
Yo valoro el conocimiento que recibí en el master del IE. Me costó 30.000 euracos de mi bolsillo. Pude elegir si estudiar en una escuela de negocios o en otra. La oferta era grande, al tratarse de un mercado no subvencionado en libre competencia. Y algo muy importante: mi decisión, no le costó ni un céntimo a nadie, salvo a mí.
Realmente, creo que un modelo similar a este es el que debería haber en la enseñanza universitaria en España.
PDTA: probablemente haya estudios y datos que me hiciesen cambiar de opinión. Estaría encantado de poderlos leer. Si me lees normalmente, sabes que no pretendo llevar la razón, tan solo razonar. ¡Gracias por tus comentarios!.
En España hay menos “jefes” porque nos educan para ser subordinados
20 marzo 2009
Leyendo este post de Martín Varsavsky, vuelvo a la carga con uno de los temas por los que más estoy luchando (blogueramente hablando) en estos últimos meses, sobre todo a raíz de las medidas puntuales, insulsas, fuera de todo plan estratégico, que nuestros “gobernantes” están poniendo en marcha como antídotos para curarnos de esta recesión económica: educación.
Como ya escribí en algún post hace unas semanas, estamos ante una crisis de modelo; somos un país muy poco competitivo, con un sistema educativo pésimo, donde se premia a las capacidades intensivas en mano de obra y no a las actividades intensivas en conocimiento. Por otra parte, tenemos el problema cultural, entre otros, que todo el mundo quiere ser funcionario, y el “ser emprendedor” está mal visto.
Copia aquí algún párrafo que describe totalmente mi opinión respecto a este tema por lo que no me molesto en volver a redactar con mis palabras (sería improductivo por mi parte), sino que lo extraigo directamente del artículo de Martín:
Reclutar en España es una lucha constante contra la débil educación recibida por el español. La razón principal por la cual en el Reino Unido hay más jefes es porque en el Reino Unido la educación que la gente recibe está mucho mejor adaptada para competir en la globalización que la educación española. A los ingleses les enseñan a razonar, entender y organizar. A los españoles les enseñan a memorizar, repetir y obedecer.
Termino con esta lista de las 4000 mejores universidades del mundo a ver quien encuentra las españolas. Esto recordando que España está entre las economías más importantes del mundo. Medido de esta manera España tiene una de las peores relaciónes entre calidad universitaria y producto bruto per cápita. La primer banderita española que encontré fue en el puesto 138 pero quizás me perdí alguna. Lo que está claro es que la economía número uno del mundo domina en enseñanza universitaria y la relación debe tener algo de causalidad.
The system is still very much academically driven and that means it cannot respond adequately to the diverse needs of today’s economy and society. Key challenges identified by the review team include:
– The tertiary education system should respond more effectively to emerging labour market demands.
– The university system needs to offer a more diverse range of programmes and curricula.
– Spain needs to better integrate its universities and higher vocational institutions.
– The student grant and loan system needs to be expanded.
– There are significant concerns about the equitable provision of tertiary education.
Precisamente ayer escuchaba en los informativos de medio día, cómo uno de los puntos fuertes de las medidas del gobierno Obama, es el endurecimiento del sistema educativo americano.
Entre los puntos de su proyecto, Obama propone un fortalecimiento de los estándares educativos para poner las escuelas del país al más alto nivel mundial, incluido un aumento de las horas lectivas y una ampliación del año escolar.
Propone asimismo un sistema para compensar a los maestros cuyos alumnos obtengan buenos resultados y penalizar a los que no lo consigan, una medida a la que se oponen los sindicatos de enseñantes.
Como ya escribí en algún post, clama al cielo la necesidad de que la educación, no sea un arma arrojadiza entre los partidos políticos; es necesario un pacto de Estado entre las fuerzas políticas, para diseñar un buen sistema educativo, y que perdure durante varios lustros, contra la tendencia actual de que cada vez que cambiamos de color político en el poder, cambiamos de sistema educativo. Aquí mi teoría retorcida: no tenemos ese pacto entre las fuerzas gobernantes de distinto signo, porque los políticos en general, no quieren ciudadanos educados y con capacidades críticas, sino que quieren borregos adormilados a los que poder manipular con toda facilidad.
Más educación por favor.
un abrazo,
aabrilru
Mi opinión: competitividad + educación, lo que Bruselas nos dice
2 febrero 2009
No paramos de leer por todas partes:
– Estamos ante un problema estructural, no coyuntural, que se veía venir desde hace años (cualquiera que hubiese mirado un poco a los vecinos a uno y otro lado de la piel de toro)
– hemos de procurar un cambio en el modelo económico (el modelo de la construcción no sirve, no es sostenible).
– España tiene un sistema educativo pésimo. Estamos a la cola en Europa (ver informes PISA).
– España es de los países con los indices de productividad más bajos (ver informes del World Economic Forum).
Bruselas nos vuelve a decir lo que cualquiera con un mínimo campo de visión, viene viendo desde hace años, no solo ahora:
La Comisión Europea insiste en que el ciclo recesivo español requiere respuestas importantes. En concreto, todo debe estar orientado a “mejorar la competitividad de la economía”, anclada en niveles muy por debajo de la media europea, gracias a “un esfuerzo sostenido en la innovación, el reforzamiento de la competencia en los servicios sobre todo, la mejora de la regulación del mercado de alquiler y lograr un salto de calidad en los planes de formación a lo largo de la vida y en el sector de la educación”. Asimismo, Bruselas pide que “la evolución de los salarios esté vinculada más estrechamente a la productividad, dentro del diálogo social”.
Se recomienda a España que materialice medidas concretas que favorezcan la búsqueda de empleo, gracias al apoyo a la movilidad, la mejora en la formación y la ruptura de la segmentación del mercado laboral. Bruselas estima que hay que reducir las diferencias entre contratos temporales y fijos, aumentando los derechos de los primeros y flexibilizando los segundos. España ha mejorado en este aspecto pero debe proseguir su marcha, a ser posible mediante el acuerdo de los interlocutores sociales.
Por otro lado, recomienda enfáticamente que se apliquen las medidas necesarias para reformar la educación, también a nivel regional, con el objetivo de reducir el elevado porcentaje de abandono escolar entre los jóvenes y mejorar los resultados de la educación secundaria. Para mejorar la competitividad pide incrementar la competencia en los servicios y continuar con las medidas necesarias para eliminar el bajo coste de la electricidad, es decir, pide un “aumento los precios de la electricidad y suprimir las tarifas reguladas”.
Lo leo en este artículo de expansión.com: Bruselas pone los deberes a Zapatero tras ver su “Plan-E”
¿Es ta difícil un pacto político por la mejora del sistema educativo cuando de manera científica y objetiva estamos viendo que es uno de los problemas que está lastrando el sistema productivo nacional, y por tanto, a la sociedad española?.
Últimamente se me ha metido en la cabeza, que los políticos, desean tener por ciudadanos a “borregos”, para poder controlarlos mejor, manejar su pensamiento; los políticos no desean que “el pueblo” tenga juicio de valor, que sean críticos, que tenga capacidad para analizar las situaciones económicas, las realidades sociales.
Bien podría ser este uno de los motivos por los que ningún partido político ha apostado seriamente por mejorar el sistema educativo de España, algo que solo se conseguirá con un gran pacto por la estabilidad del sistema educativo, que no naciese con fecha de caducidad de una o dos legislaturas, sino que fuese un modelo a largo plazo.
El problema es que aquí cada cual piensa en tener caliente su silla durante su legislatura y no hay quien piense realmente en el interés general de un pueblo, región o país a largo plazo.
Resumiendo: que nos hacen falta medidas para un cambio de modelo, no para poner tiritas al modelo que ya existía, y eso solo es posible si pensamos en el largo plazo.
un abrazo,
aabrilru
Evidencias políticas: queremos una casa aireada
5 enero 2009
Quien me tiene “de amigo” en facebook, conoce mi perpetua “búsqueda de equilibrio” de las últimas semanas. La búsqueda del equilibrio afecta a todas las facetas de mi vida…
No quiero dejar pasar la oportunidad de destacar unos párrafos de un artículo que acabo de leer, con los que me siento bastante identificado. Ahí van (adivinanza: ¿quién lo escribe?):
Aunque las encuestas que se han publicado a propósito del XXX Aniversario de la Constitución coinciden en que la mayoría de los españoles están de acuerdo en que hay que reformarla –aunque no sepan muy bien en qué parte—, ya sé que nadie se despierta por la mañana pensando en ello pero para enfrentarse con algunos de los problemas que más preocupan a los españoles es preciso enfrentarse a profundas reformas legislativas y/o constitucionales. Las consecuencias de un marco indefinido, sometido a continua subasta entre quienes ganan las elecciones sin mayoría suficiente las demandas de los partidos nacionalistas que ponen precio a sus apoyos (recuerden lo último: transferencia de I+D+I al Gobierno Vasco para garantizar la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado) las estamos pagando todos. Ya sé que ningún país puede evitar que llegue al poder un gobernante sin sentido del límite y de la medida; pero las leyes han de proteger a los ciudadanos ante la eventualidad de esa circunstancia.
Enseñanza: Estamos a la cola de Europa en niveles de calidad y a la cabeza en los ratios de fracaso escolar, que en el ejercicio 2005/2006 ha alcanzado la escandalosa cifra del 30,8%. (un 1,2% más que en el ejercicio anterior) O, lo que es lo mismo: uno de cada tres jóvenes españoles son expulsados del sistema educativo antes de obtener el título de graduado escolar. O, lo que es lo mismo: más de un tercio de nuestros jóvenes corren el riesgo de la exclusión social, al privárseles de un instrumento fundamental para su autonomía personal y de vida. […] No se trata sólo de destinar más recursos para las reformas, para las lenguas extranjeras, para el aprendizaje de las nuevas tecnologías, para la formación del profesorado, para la investigación… Mientras España tenga diecisiete leyes educativas de facto; mientras no exista control institucional previo sobre el contenido de los libros escolares; mientras ninguna autoridad sometida a control democrático pueda intervenir en lo que se estudia y lo que se deja de estudiar, o sea, mientras no haya un currículu común en todo el territorio… , seguiremos retrocediendo respecto de los países de nuestro entorno; y respecto de nuestra propia historia.
España necesita un gran Pacto de Estado por la Educación, del que participen las fuerzas parlamentarias y los estamentos y entidades educativas (sindicatos, asociaciones profesionales y de padres, etcétera); un pacto que garantice la estabilidad básica de la legislación educativa durante un tiempo razonable del al menos 20 años. Y también le hace falta a nuestro país un compromiso para regular legalmente la autoridad del profesorado, que deberá ser investido de la condición de representante de los poderes públicos, y en consecuencia estar especialmente protegido legalmente de las agresiones a su persona y de las intromisiones ilegítimas en sus competencias profesionales.
Economía: A nadie se le oculta hoy que el Gobierno perdió un tiempo precioso negando la evidencia de la crisis, empeñado en seguir gobernando contra la realidad. El Presidente Rodríguez Zapatero es un experto en sonreír ante la adversidad despreciando todas las luces rojas. Es su actitud ante la política; y si no le ha ido mal dando buenas noticias aunque estas no se correspondieran con la realidad le ha ido bien, es natural que no encuentre motivos para cambiar de táctica.
[…] España debiera ser capaz de aprovechar la crisis para iniciar un cambio de nuestro modelo de crecimiento. Porque el Gobierno actual heredó el modelo Rato-Aznar, que ya estaba obsoleto en 2004 y se ha limitado a aplicarlo, haciendo caso omiso de todas las señales de alarma que indicaban la necesidad de introducir importantes reformas estructurales en nuestro modelo de crecimiento y desarrollo económico.
Pero el gobierno de Zapatero, perplejo ante una situación que no quería reconocer, –no es torpeza, sino irresponsabilidad—no ha acertado en el qué hacer ni en el cuando, hipotecado como está por medidas electoralistas de dudosa equidad como el cheque bebé y los cuatrocientos euros. Las sucesivas medidas que se han ido anunciado son una clara muestra de improvisación y un triste reflejo más de lo que para el Gobierno es combatir la crisis económica: inyectar dinero sin definir para qué se va a utilizar.
[…] Después llegaron los Decretos para dotar de liquidez a nuestro sistema financiero. Y la improvisación volvió a ser la norma de conducta, pues si bien estas medidas se enmarcan en las adoptadas por los países europeos, el sistema de distribución, de control y de adjudicación de ayudas que se ha establecido en España dista mucho de parecerse a los que se han puesto en marcha en Europa o en los Estados Unidos de América.
Lo último ha sido la aprobación del Real Decreto-Ley que lleva ese nombre tan rimbombante de Fondo Estatal de Inversión Local y Fondo especial del Estado para la dinamización de la Economía. Que el preámbulo del Real Decreto-Ley insista en señalar como única causa de la actual crisis la situación financiera internacional califica de sobra al Gobierno y su actitud para sacar a España de esta situación. ¿Cuánto tiempo debe transcurrir para que el Gobierno admita que la causa de la crisis está en el agotamiento del modelo económico? ¿Cuánto tiempo necesita este gobierno para hacer un diagnóstico realista que permita orientar de forma correcta las medidas económicas necesarias para salvar nuestra economía?
Nuevamente el Gobierno ha utilizado la vía excepcional de los decretos de urgencia privándole al Parlamento de realizar un debate mínimamente serio sobre el destino final de esos recursos. […] El Real Decreto podría haber previsto, por ejemplo, que esos fondos apoyarán inversiones destinadas a mejorar la red de carreteras solventando gravísimos problemas de “puntos negros” en toda España; o a contratar personal para la implementación de la Ley de Dependencia; o a extender una red de guarderías y parques infantiles; o a repoblaciones forestales, regadíos… Pero no, para qué vamos a concretar… Bueno, sí que hay una concreción: los ayuntamientos que se acojan al Plan estarán obligados a exhibir en las obras financiadas la leyenda: “Fondo de inversión local para el empleo. Gobierno de España”. Queda dicho todo.
La política en España es como una casa vieja que lleva años cerrada; necesita que sus ventanas y puertas sean abiertas, que corra el aire por sus habitaciones y pasillos, dando un nuevo frescor al ambiente de la casa. La casa cerrada tiene un aire viciado, irrespirable, maloliente, que desanima al visitante durante su estancia. Queremos una casa aireada, queremos sentirnos bien cuando echemos un rato en el salón o en el trastero.
Por cierto, el discurso íntegro del que he extraido los párrafos puedes leerlo aquí >>
un abrazo,
aabrilru