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El empresario del pelotazo vs el empresario de principios (o el amigo graciosillo vs el amigo “de verdad”)

Si no te mueves “por principios”, no haremos buenas migas ni en la vida personal ni en los negocios

Desde pequeño, me gustó mucho analizar las pautas de comportamiento de las personas. Ahora, de mayor, leo artículos donde dicen que existe una relación entre los niños que hacen eso, componer mediante la observación una estructura de las relaciones sociales y comportamientos de los grupos con los que se relacionan, y la “inteligencia emocional” (esta característica, la sensibilidad de establecer las relaciones sociales del grupo, es solo uno de los pilares de la inteligencia emocional, hay bastantes más). Seguro que conoces a alguien que en la típica fiesta donde se mezclan distintos círculos de amigos, mete la pata con algún comentario, por no haber observado previamente las relaciones entre los individuos; y también conocerás el caso contrario, a amigos que son muy observadores y pronto captan las relaciones entre todos (van tejiendo una maraña en su cerebro) y luego usan esa información para lo que necesiten (es un plus social tener esta capacidad, ¿verdad?. Todos la tenemos, seguramente tan solo hay que intentar desarrollarla).

School Architecture, via flickr Revival Source. Báste en principios

Pero la inteligencia emocional, será materia de otro post, aunque me sirve para el arranque de este: hay personas que basan su vida en principios y otras personas que basan su vida en “otra cosa”.
O de otra forma, hay personas que se mueven con la ética del carácter y otras que se mueven con la ética de la personalidad.

Fue este verano, cuando aprendí cómo se llamaba cada cosa. Hasta ahora, observaba que una de las clasificaciones que podía hacer de las personas con las que me relaciono, era la siguiente:

tipo 1: el típico que dices: “joer, este tio es un tio de principios”, o “joer, con este tio, darse la mano es más que firmar ante notario” o que te da la sensación de sinceridad y principios, vamos… es el empresario empático, que cree en las relaciones WINWIN, que respeta a sus trabajadores, que ve de una forma sana a la competencia, vela por el bien común y por el crecimiento de las organizaciones…

tipo 2: a saber: “vaya, este tio es un negociante”, “madre mia, este tio vendería a su madre”, “vaya, con este colega no me iba yo a la montaña”, “este mucha sonrisita, pero cuando te des cuenta, tacatá…”; es posible que si no tienes “el don de la observación del comportamiento”, los del tipo 2 puedan engañarte, ya que su mayor afán es “interpretar el papel del tipo 1”, es decir, parecer personas de principios; hay que tener cuidado, porque algunos son muy hábiles. Este es el tipo de empresario “del pelotazo”, “del dinero fácil” y de “aquí hay un negocio que nos llevamos un 300% sin mover un dedo”.

Esto es lo que yo venía observando toda mi vida, hasta que este verano, en mis dos meses sabáticos, como digo, dí con una base un poco más científica. Voy a trascribir literalmente algo de Stephen R. Covey, que lo explica mejor que yo:

…casi todos los libros de más o menos los primeros ciento cincuenta años se centraban en lo que podría denominarse la “ética del carácter” como cimiento del éxito; se centraban en cosas tales como: la integridad, la humildad, la fidelidad, la mesura, el valor, la justicia, la paciencia, el esfuerzo, la simplicidad, la modestia y la “regla de oro“. La autobiografía de Benjamín Franklin es representativa de esa literatura. Se trata básicamente, de la descripción de los esfuerzos de un hombre tendentes a integrar profundamente en su naturaleza ciertos principios y hábitos.
La ética del carácter enseñaba que existen principios básicos para vivir con efectividad, y que las personas sólo pueden experimentar un verdadero éxito y una felicidad duradera cuando aprenden esos principios y los integran en su carácter básico.

Pero poco después de la Primera Guerra Mundial la concepcíon básica del éxito pasó de la ética del carácter a lo que podría llamarse la “ética de la personalidad“. El éxito pasó a ser más una función de la personalidad, de la imagen pública, de las actitudes y las conductas, habilidades y técnicas que hacen funcionar los procesos de la interacción humana [..]. Otras partes del enfoque basado en la personalidad eran claramente manipuladoras, incluso falaces; animaban a usar ciertas técnicas para conseguir gustar a las demás personas, o a fingir interés por los intereses de los otros para obtener de ellos lo que uno quisiera, o a usar el “aspecto poderoso”, o a intimidar a la gente para desviarla de su camino en la vida.

Leer esto para mí, fue descubrir un nuevo mundo. ¿No os pasa a vosotros que tenéis decenas de hipótesis en vuestra cabeza sobre las causas de las cosas en la vida (de lo más dispar que se pueda imaginar), pero que son solo hipótesis o vagas creencias, y cuando leéis algún estudio al respecto que lo avala, saltáis de alegría diciendo “¡Ya lo decía yo”!?. Es maravilloso cuando eso pasa, yo flipo de alegría.

Ahora sé que hay toda una corriente de literatura que estudia estos comportamientos basados en una u otra pauta (carácter vs personalidad), y he podido aprender más sobre ello. No os voy a aburrir con la teoría, pero sí con mis observaciones “empíricas” del día a día.

los guionistas de cine se basan en personas reales para escribir sus guiones (lo aprendí este verano en el curso de guión de cine del Círculo de Bellas Artes y la UC3)

Para que el mundo mantenga su equilibrio, todos son necesarios (la paz y la guerra, el blanco y el negro, el bien y el mal, y los colegas “del tipo 1” y los colegas “del tipo 2”). No quiero hacer un juicio de valor, diciendo que los que son de una u otra forma, son mejores o peores; ahora bien, dejo claro desde el principio, si no lo está ya, que valoro especialmente a las personas que se basan en principios, aunque siempre respetaré a las que optan por basarse en “superficialidades”, las respetaré, pero intentaré relacionarme lo menos posible con ellas.

Las personas que se basan en la personalidad (superficiales)

Desde el punto de vista personal, tampoco me importa mucho si una persona se comporta de esta forma. Soy bastante tolerante con los comportamientos en las relaciones personales (a veces no); probablemente no podré confiar en una persona que no se basa en principios, tendré relación, pero no profunda.
Aquí encontraríamos al perfil de persona que pronto entabla relación en el grupo, es simpática (vs empática) casi siempre, pero que se le nota como “que está fingiendo” y un poco forzada. Es probable que este tipo de persona, no tenga autonomía/independencia, no haya trabajado su interior, y tenga inseguridad de sí misma, por lo que necesita verse en todo contexto reforzada por el marco social. Se adapta a cada entorno, “para agradar al grupo”. Muchas veces no lo hacen intencionadamente, ni está mal que se comporten así, simplemente, les supone una vía de supervivencia. Hay que respetarles siempre, por supuesto, porque no es una postura ni mejor ni peor que otra; simplemente, recomiendo aprender a identificarlas, porque las relaciones a largo plazo se basarán en si es una persona del tipo 1 o del tipo 2.

Desde el punto de vista profesional/empresa, no tengo compasión con los de este tipo. Sería capaz de rechazar una oferta mil-millonaria si la persona que hay al otro lado, no se basa en “principios”.

Aunque no he vivido años atrás el mundo de las escuelas de negocios, creo que en ellas, hace años (y tal vez ahora también), se alimentaba este tipo de perfiles (tiburones). Es odioso.

Hago una pequeña catalogación al libre albedrío:

  • empresario del pelotazo: el que busca un negocio fácil (no entro en si legal o poco legal), una alta rentabilidad, aprovechando una gran oportunidad (oportunista). Típico perfil del puro, el Mercedes y la mariscada.
  • empresario del pelotazo II. El que quiere ganar mucho sin aportar valor: a estos los llamo “los que juegan en la rueda de arriba”; son empresarios que han florecido a la sombra de la nueva economía dominante en España hasta ahora, del dinero fácil y el crédito barato. Muchas veces, empresarios con buenos contactos “políticos”. Son los empresarios que pretenden llevarse el mayor margen en dinero de la cadena de valor del producto, sin haber incorporado ese valor al mismo. De otra forma, aquellos que no orientan su oferta al valor que realmente aportan. De estos, hay a patadas, pero gracias a Dios, las leyes de la naturaleza está acabando con ellos. Son esas empresas, que hace unos años, te pasaban un presupuesto de 20.000€ por hacerte una página web, cuando otra empresa, te la podía hacer por 3.000€, con resultados más que similares. Esta gente, la que intenta recibir más dinero del valor realmente aportado en la cadena, son una lacra para el sistema. Gracias a Dios, cada vez quedan menos, motivado por el aumento del flujo de la información (es más fácil acceder a una oferta variada) y porque “la rueda de arriba” ha cascado, y las empresas que estaban en esa liga, o han echado el cierre, o lo harán en breve.
  • empresarios/gestores que cobran 1000 veces más que sus empleados: bueno, qué voy a decir aquí que no sepáis. Consejeros inflados a “stock options” (que puso de moda Juan Villalonga en sus tiempos mozos al mando de Telefónica); “el insuperable bochorno de las Cajas de Ahorro“, con la amiga María Dolores Amorós, presidenta de la CAM a la cabeza (¿se podrá tener más poca vergüenza?).
    Las personas que aceptan esos salarios, claramente, no están basadas en la “ética de los principios” (bueno, a no ser que una vez que les han pagado, lo redistribuyan a ONGs y solo se queden con lo necesario para vivir una vida más o menos cómoda).
    En una empresa, el chico que está en el call center atendiendo a un cliente, tiene una gran responsabilidad para la empresa. En un momento determinado, es la imagen de la empresa, y todo lo que el cliente va a pensar de nosotros, depende de ese chico del call center. Y así, llamada tras llamada, y así, uno y otro, y miles de clientes. ¿No es esto también una gran responsabilidad de valor?. ¿Es “lógico” que exista una diferencia de tantos ceros entre el “currito” y el “directivo”?. Sí, bien, el empresario arriesga, y blablablá, blablablá, blablablá (yo soy empresario), pero si realmente es un empresario basado en la ética de los principios, aspira a maximizar el beneficio, ganar “un sueldo normal”, y el resto reinvertirlo en la empresa con el fin de hacerla crecer ella y todo su ecosistema (incluyendo a los trabajadores, por supuesto).
    El mercado de los directivos de las grandes corporaciones se ha vuelto loco y sin principios.
  • comerciales que venderían a su madre con una sonrisa en la boca: estos, más bien me dan pena sana (ser comercial es un trabajo muy duro).

Vosotros podríais añadir varios perfiles más a esta lista (que estaría encantado de escuchar y podría ir añadiendo como documento vivo que este post debe ser).

Las personas que se basan en principios (ética del carácter)

Intento estar dentro de este grupo. Respeto a los otros, pero a mi me gusta éste. Claramente, nadie es “puro” de uno u otro (no es blanco o negro, sino que tenemos los 2^32 tonalidades de gris 😀 ). Deberíamos distinguir la diferencia entre principios y valores. Aquí, estamos hablando de principios, no de valores. Los principios son universales, los valores no.

Los que se basan en la ética del carácter, no me atrevo a describirlos. Probablemente los que más valore de ellos, sea su principio del esfuerzo y la sinceridad. Muchas veces pasarán desapercibidos ante tus ojos, pero debes aprender a identificarlos, porque te aportarán energía positiva.

En resumen, te podrás topar en la vida con dos tipos de personas: los que se basan en los principios de la humanidad (los que llamamos basados en la ética del carácter) y los que se basan en actitudes y conductas (los que llamamos basados en la ética de la personalidad).

Un juego: Ahora te propongo para que en lo que te queda de día, y mañana, que juegues a identificar a unos y otros (los que pasen por tu despacho, con los que hables por teléfono, o a los que les respondas un email)… te hará sentar el conocimiento 😉 .

Merece la pena dedicarle unos minutos de reflexión.

PDTA1: Probablemente, mientras hayas estado leyendo este rollo, hayas estado pensando en tí mismo y en personas de tu alrededor. Si es así, es bueno, analizar los comportamientos reales para darles una coherencia y un orden en nuestra mente. Cuando encontramos una explicación a los comportamientos de las personas, parece que nos quitamos un peso de encima (Ej: ¡¡ese tio no presta atención!!, vs, ese tio tiene el síndrome de no sé qué, que es una enfermedad mental, que le hace ser despistado…)

PDTA2: espero haber podido aportarte algo nuevo a tu conocimiento o punto de vista.

PDTA3: Se aceptan comentarios, sobre todo los que estén en contra de este razonamiento, ya que esos aportan más valor aún (al incorporar otro punto de vista).

¿o no?

Si quieres seguirme en twitter, por aquí ando @aabrilru.

Gracias!

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Personas medicina vs personas tóxicas

Hace unos meses escribí una reflexión sobre lo que llamé «personas que llevan un “+” en la frente”» cada día, frente a las «personas que llevan un “-“», en su trabajo diario (aquí está el artículo).

Happy Men - Gracias por la foto a Bradley Wells vía flickr. CC BY-NC-SA 2.0

Comentaba sobre el esfuerzo y el desgaste que suponía tener que colaborar con gente que parece ponerse “un menos en la frente” cada mañana, al levantarse; siempre todo negativo, con la respuesta pesimista y el “no” por defecto. Frente a los que llevan tatuado la mayoría de las veces un Continue Reading

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