Sonríe, alza los brazos… cómo tu actitud corporal modifica tu estado de ánimo
5 mayo 2014
Es habitual pensar que los cambios en el ánimo provocan cambios en el cuerpo: si estamos tristes, ponemos cara triste, si nos sentimos aburridos, nuestra cara y comportamiento del cuerpo dará muestras de aburrimiento. Algo parecido a esto es lo que conocemos como psicosomatismo. Un ejemplo de psicosomatismo podría ser el momento en que una depresión -psique-, comienza a afectar a nuestro cuerpo disminuyendo las defensas del sistema inmunológico -cuerpo-…
Desde hace un tiempo los científicos están investigando un hecho sorprendente, y es que el sentido contrario también funciona: el estado del cuerpo (incluso la postura instantánea) afecta al estado anímico.
En la práctica, esto quiere decir que si nos ponemos delante de un espejo y “físicamente” sonreímos, este acto influirá en nuestro estado anímico provocando un aumento de nuestra alegría interior. Si alzamos los brazos -como la señal de victoria- nos dará auto-confianza.
Encontré esta teoría por primera vez hace un par de años en la conferencia de Amy Cuddy en TED y ahora vuelvo a ver la misma idea citada en el artículo de A.Krishna et al (2013) (doi: http://dx.doi.org/10.1016/j.jcps.2013.12.006).
Cuando te encuentres triste, fuerza la sonrisa en tu rostro y tal vez consigas sentirte más feliz.
Un besito y una besita,
Angel (@aabrilru)
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En meses posteriores a escribir esta entrada descubrí una basta teoría a este respecto conocida como “embodiment” -A. Krishna hace una importante review en varios trabajos-. Por otra parte, Antonio Damasio en “Y el cerebro creó al hombre” también nos deja distintas reflexiones sobre este hecho. En realidad, la dicotomía griega entre cuerpo y mente parece ser un concepto obsoleto, ya que la ciencia actual -aprovechando el gran avance en técnicas de neuroimagen (FMRI…)- invita a pensar que en realidad, cuerpo y mente no son entes separados, sino que están perfectamente entrelazados siendo en realidad la misma “cosa”. Cada una de las partes físicas de nuestro cuerpo están representadas en el cerebro -como se ha demostrado- y tal vez esta representación haga que el efecto del estado corporal sobre el pensamiento y viceversa sea tan intenso.
Aparte de toda esta academia, creo que en la práctica estos hallazgos no vendrían más que a confirmar el conocimiento popular que nos dice aquello de “men sana in corpore sano” 🙂