Sobre cómo el estrés crónico (laboral, mobbing, infantil, bullying…) puede provocarte una enfermedad mental —que te quedes rayado 🤭


Fuente: la imagen superior está capturada del libro «Psicofarmacología esencial de Stahl: bases neurocientíficas y aplicaciones prácticas», Stephen M. Stahl, ISBN: 978-1-107-68646-5, p. 272. La segunda imagen está capturada de la presentación de mi gran estimada, admirada y casi amada 😘 profe Alicia Ferrer Vadell (médico psiquiatra en el Hospital Son Espases de Palma de Mallorca —y profe de Psicología en la UNED).


Muchas veces la ciencia lo único que hace es aportar evidencia a lo que todos ya sabemos, intenta simplemente explicar la realidad. Que el estrés nos puede hacer daño «biológico/corporal» es algo que muchos de nosotros hemos intuido alguna vez, pero quizá no sabemos exactamente cómo. De esto reflexionamos a continuación.

Todos —bueno, no sé si todos, pero muchos sí— los que hemos pasado por situaciones de estrés crónico tenemos/tuvimos la sensación de que «algo malo nos estaba pasando por dentro».
Espero que no hayas pasado nunca por una situación así, pero si lo has hecho, tal vez recuerdes que cuando la vivías sentías como si estuvieses engendrando algún mal en tu interior. Al menos yo lo recuerdo así, recuerdo tres o cuatro capítulos de alto estrés prolongado (etapas de mi vida) donde me dije: «Angel, lo que estás sintiendo ahora cada día es cómo un cáncer está naciendo y desarrollándose en tu interior» —es cierto que mi capacidad interoceptiva (sentirme por dentro) es bastante alta y por eso situaciones que pueden ser inocuas para algunos, a mí me afectan especialmente.

Hace un par de años coincidí en un congreso como ponente (yo era ponente, él también), con Yorick Peterse. Este investigador llevaba unos años desarrollando su trabajo en el campo de las enfermedades mentales en la academia. A raiz de conocer su investigación comencé a reflexionar sobre este tema. Me di cuenta que mucha gente en la academia «terminaba mal» (muchos con depresión); pero luego abrí un poco más el foco y observé que también muchos «opositores» terminaban mal; y muchos jóvenes que estudian el MIR, el PIR, el FIR… Al final la gente que dedica años de su vida al estudio termina rayada —como diríamos los jóvenes en España y en el cono Sur de América 😛.

Pero no solo la gente que dedica muchos años de su vida al estudio termina mal; este es un punto de vista sesgado, está claro. Lo que parece ser clave en que «la gente termine rayada» es el estrés.

Desde hace años hay una hipótesis que une estrés crónico con enfermedades mentales que goza de bastante fama/evidencia/peso. Esta hipótesis es a la que hacen referencia las imágenes de arriba.
En resumidas cuentas —no quiero hablar aquí de ACTH, eje hipotalámico-pituitaria-adrenal (** ver nota al pie)… ni cosas raras de estas 😊—, nos viene a decir que cuando vivimos capítulos de estrés prolongado nuestro cerebro sufre, se modifica, y nos predispone para sufrir enfermedades mentales (depresión entre otras) en un futuro.

Capítulos de estrés pueden ser que tu pareja te machaque/humille cada día, que en el trabajo te hagan mobbing, que en el cole te hagan bullying, que alguien no deje de darte la vara cada día, que tu director de tesis te haga la vida imposible, que sufras de ansiedad y todo te provoque estrés… Son muchas las causas que nos pueden acarrear un estrés crónico.

La conclusión que quiero compartir con vosotros es muy sencilla: sí, es cierto que capítulos de estrés hoy nos pueden arrojar desde el trampolín a la piscina de la enfermedad mental mañana, una piscina que habitualmente carece de agua para amortiguar nuestro zambullido.

Quizá deberíamos ser más cautelosos si provocamos estrés a alguien o si alguien nos provoca estrés a nosotros; quizá pensemos que por ser algo psicológico no pasa nada, pero como véis, lo que psicológicamente hacemos hoy puede tener un efecto similar a hincar un cuchillo en el corazón mañana.

¡Cuídate!

Abrazos y abrazas.
A.

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(**) El estrés puntual no es malo, es bueno, nos hace huir del león cuando viene a atacarnos. El problema está en el estrés sostenido/crónico (uno y otro día sufriendo estrés). El estrés hace que nuestro cuerpo genere cortisol, algo que puntualmente es bueno y tiene su función, pero cuando es mantenido (los altos niveles de cortisol) puede aumentar la probabilidad de sufrir enfermedades coronarias, diabetes tipo 2, apoplejía y la temida atrofia del hipocampo, es decir, que mata neuronas en zonas de nuestro cerebro y esto forma parte de lo que nos podrá producir una enfermedad mental en el futuro.

 

 

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